jueves, 21 de mayo de 2015

Hiroshima, la ciudad de la primera bomba

Este fin de año estuvimos en Hiroshima, la ciudad en la que cayó la primera bomba atómica. De este sitio no tenemos fotos. No quise hacer por motivos que desconozco. En esta entrada no hay fotos por ese motivo. Podéis no leerla si se os hace pesado.

Actualmente, Hiroshima és una bonita ciudad. Quién iba a pensar que hace 70 años, la ciudad había sido arrasada por la bomba atómica conocida como "Little Boy". Si vais y os fijáis en las casa de las afueras, podréis ver algún rastro de la onda expansiva en las paredes de las casas. Básicamente, una pared en concreto és de color rojizo o negro.

Una vez dentro de la zona que quedó totalmente destruida, aparece una gran ciudad completamente moderna y llena de vida. Hay algunas farolas completamente oxidadas, probablemente ellas estuvieron cuando cayó la bomba.

Justo en el centro de la ciudad, hay el Parque Conmemorativo de la Paz. Allí podéis ver el corazón de la bomba (o eso dicen) que sigue quemando, la réplica de un reloj parado a las 8:15, lo poco que quedó de un edificio lectivo conocido actualmente cómo Cúpula Genbaku o Cúpula de la bomba atómica, varios monumentos a las víctimas, el monumento a Sadako, la niña que hizo las mil grullas, e incluso más... Y para terminar, el Museo de la Paz.

El Museo de la Paz explica los efectos de la bomba sobre la ciudad. La mayoría de las cosas fueron donadas por las familias de las víctimas o incluso por ellas mismas si sobrevivieron. Sólo pudimos ver la primera planta porque la planta baja estaba en restauración. La entrada vale 50 yens. En la planta baja es dónde se encuentran la cúpula y el reloj original, junto con una maqueta de cómo era la ciudad antes de la bomba. Hay otra maqueta en la primera planta de cómo quedó después de la bomba.

En la primera planta hay varias fotos que muestran cuánto tiempo se quedó la nube en el cielo. Hay una de 45 minutos después. También hay objetos personales de las víctimas, trozos de casas, dibujos de niños supervivientes... Y, cómo lo llamo yo, Mr. Afortunado. Este hombre estaba en la puerta del centro lúdico cuando cayó la bomba. Lo único que dejó tras de sí fue una sombra y un montón de cenizas. En esa época hubo varias familias que discutieron cuál de sus familiares era, ya que de ninguno de ellos se había encontrado el cuerpo y tenían una rutina similar. Muy probablemente, los familiares de esas personas estaban a una distancia parecida de la bomba.

También esta la historia de Sadako, la niña de las mil grullas. La explica desde que ella contrajo la leucemia, ya que tardó un tiempo en manifestarse, hasta que murió un año después.

En Hiroshima hace tiempo que dejaron de contarse las apariciones de fantasmas en Hiroshima. Ha habido muchas. Boni escuchó uno yendo en el monorraíl. Él que no cree en fantasmas se pegó un susto de muerte. Escuchó una niña cantar una canción tradicional japonesa. No había ninguna niña en el monorraíl, ni yo cantaba, ni nadie tenía ningún vídeo puesto. Y él asegura que la niña que escuchó estaba justo en mitad de la vía de al lado. Ni yo ni nadie en el monorraíl la escuchamos. Nadie. Sólo él.

Al haber tantos fantasmas reunidos en un mismo sitio, si tienes un poco de sensibilidad a ellos, sólo entrar en el Parque ya no te encuentras bien. Yo llevaba unos días con un leve dolor en mi hombro derecho y, dentro del Museo, éste se hizo muy intenso. Tuve que levantar mi bolso varias veces porque me dolía mucho. Una vez fuera del Museo, el dolor se redujo a la nada. Y fuera del Parque ya no me sentía mal.

Dejemos las bombas y los fantasmas a un lado. Hiroshima tiene una bonita zona comercial con algunas tiendas de figuras y unas recreativas SEGA. Estuvimos allí unas horas. Después volvimos al hotel dónde sentí un fantasma observándonos mientras dormíamos. Me costo mucho conciliar el sueño esa noche.

Y ese fue uno de los dos días en Hiroshima. El segundo nos lo pasamos en la isla de Miyajima y lo contaré en otra entrada. ¡Nos vemos!

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